Columnistas

El Panorama del Dr. Joaquín 

Joaquín Guzmán Avilés 

El Peligro de la mayoría absoluta

La reciente decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que avaló la mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados marca un momento crítico y, decepcionante para la vida democrática de México. 

En un país que se jacta de ser una democracia, la independencia y el equilibrio de los poderes son fundamentales para asegurar que el gobierno funcione en beneficio de todos los ciudadanos, y no solo de un grupo o partido en particular.

La decisión del TEPJF, en lugar de fortalecer estos pilares, parece debilitar el tejido democrático al permitir que un solo partido y sus aliados consoliden un control abrumador sobre la legislatura. 

Este hecho no solo erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones que deberían proteger sus derechos, sino que también abre la puerta a un posible abuso de poder. 

Cuando un partido tiene control casi absoluto, el riesgo de que se legisle en función de intereses partidistas y no del bien común aumenta considerablemente.

La esencia de la democracia de un país radica en el equilibrio de poder y en la existencia de un diálogo constante entre las diversas fuerzas políticas que, aunque puedan tener visiones distintas, contribuyen a la creación de políticas públicas más justas y equitativas, sin embargo, en un escenario donde la mayoría legislativa pertenece a un solo partido, el riesgo de que las leyes sean aprobadas sin un análisis profundo y sin un consenso real aumenta. 

En una democracia sana, es crucial que exista un equilibrio en la creación de leyes, por ello es necesaria la  pluralidad en la Cámara de Diputados y el Senado de la República para que se garantice diferentes voces y se llegue a consensos que reflejen la diversidad de la sociedad mexicana. 

Sin embargo, al concentrar el poder en un solo grupo, se marginará a importantes sectores de la población, cuyos intereses y necesidades podrían quedar desatendidos.

Con una mayoría abrumadora en ambas cámaras, de Senadores y Diputados Federales, el gobierno de Morena se encuentra en una posición en la que prácticamente no tiene contrapeso, esto significa que la oposición, la cual es fundamental para un debate robusto y la creación de leyes que reflejen una diversidad de opiniones, queda completamente debilitada. 

Existe el temor de que, de ahora en adelante, las iniciativas sean aprobadas de manera expedita, sin un debate serio que considere todas las implicaciones para la ciudadanía, y se corre el riesgo de que implementen políticas que, en lugar de beneficiar al pueblo, respondan únicamente a los intereses de un grupo particular, debilitando así la pluralidad y el espíritu democrático.

Además, la falta de oposición puede llevar a la complacencia y a la falta de cuestionamientos, lo cual es peligroso en un sistema democrático, pues la falta de contrapeso permitirá que se aprueben leyes que no necesariamente sean beneficiosas para la mayoría de los mexicanos, sino que estén orientadas a mantener el poder de un solo grupo.

La decisión del TEPJF, es más que una simple resolución legal, representa un paso en la dirección equivocada para la democracia en México. 

En el próximo Congreso de la Unión y Senado habrá concentración de poder en manos de la coalición liderada por Morena, que sumando a sus aliados, el PVEM y el PT, alcanza un total de 364 diputados; en contraste, la oposición queda seriamente debilitada, con apenas 135 escaños repartidos entre el PAN, PRI, MC y PRD. 

Esta distribución desbalanceada representa serias preocupaciones sobre la calidad del debate democrático y la representatividad en México, ante una sobrerrepresentación de Morena y sus aliados, pues dicha desproporción convertirá al Congreso en un órgano que, en lugar de ser un espacio para el diálogo y la negociación entre distintas fuerzas políticas, se convertirá en una extensión del poder ejecutivo.

La ciudadanía debe mantenerse alerta y exigir a sus representantes que trabajen para todos, no solo para los intereses de un partido en particular; es importante mantener un equilibrio en la creación de leyes pues no es solo una cuestión técnica, sino una necesidad fundamental para preservar la democracia.