Columnistas

La opinión del día

Por César Jiménez

Banqueta, espacio público

La banqueta es el espacio público por excelencia, el espacio que es utilizado diariamente por la inmensa mayoría de las y los ciudadanos que habitan una ciudad, la banqueta es el alma y arteria principal de una población, es el alma de la ciudad.

En Xalapa, ciudad que se presume o presumía que “el patón es primero”, tiene un serio y grave problema con sus banquetas. La banqueta, ha dejado de ser un espacio de traslado peatonal, de encuentro y convivencia, se ha convertido, más bien, en un estacionamiento público, en extensión de una propiedad privada, en prolongación de un local comercial, en espacio para taller de servicio vehícular…

Me quiero detener, de manera especial, a señalar que la banqueta en nuestra ciudad fue reducida para dar primacía a los vehículos. Por desgracia, el automóvil prevalece en el espacio público y crecientemente invade la banqueta y otros espacios públicos. Ciudadanos con poca educación y respeto hacia los demás, usan la banqueta como estacionamiento; establecimientos comerciales, la usan como espacio para carga y descarga de sus mercancías; para talleres mecánicos, las consideran como su espacio de trabajo, siendo que en muchos casos no cuentan con espacios propios, como las vulcanizadoras. Respetar la banqueta es respetar la ciudad, respetar a sus habitantes.

En la pasada administración se dio mucha importancia en la obra pública a hacer más amplia la banqueta, que fuera inclusiva, que fuera espacio en el que la comunidad se pudiera trasladar de manera segura, que contara con sitios de descanso y áreas verdes. Tal parece que la presente administración, va por el mismo camino, cosa que agradecemos y reconocemos.

Hacemos un exhorto a las y los ciudadanos que realizan prácticas nocivas en la banqueta, que afectan al resto de la comunidad, a que hagan consciencia y respeten el espacio público, que respeten la banqueta que es de todas, de todos. Invitamos a las autoridades a que instauren una campaña permanente y eficaz de respeto a la banqueta, que cuando de manera especial un ciudadano invada la banqueta con su vehículo, sea sancionado al momento y que no solo se le exhorte a retirarlo. La banqueta debe estar en buen estado y libre de cualquier obstáculo, que obliguen al peatón a descender a la calle, con el consecuente peligro que ello implica.

¡Respetemos el espacio público que es de todas y de todos!

Por César Manuel Jiménez Martínez