Columnistas

El Panorama del Dr. Joaquín 

Joaquín Guzmán Avilés 

El enemigo en casa; la traición dentro del PAN

A pesar de que el Partido Acción Nacional (PAN) ha reanudado sus ruedas de prensa para intentar disimular críticas al gobierno de Morena, la verdadera crisis del partido no está afuera, sino dentro. 

El presidente del PAN ha demostrado una falta de acción que va más allá de la simple omisión; parece estar haciendo todo lo posible para desmantelar la organización desde adentro. 

Los panistas no deben confiarse: tienen al enemigo en casa.

Es alarmante la falta de liderazgo y compromiso por parte del dirigente, quien ni siquiera se toma la molestia de dar la cara a los militantes ni a los veracruzanos que todavía confían en el PAN como una opción real de oposición. 

En tiempos de incertidumbre política, donde la ciudadanía busca alternativas fuertes y claras, el silencio y la inacción son inaceptables.

La militancia tiene que estar alerta y vigilar de cerca a su propio dirigente; no podemos descartar que esté actuando en connivencia con aquellos que, habiéndose ido a Morena, buscan desaparecer al PAN. 

Las acciones –o la ausencia de ellas– del presidente del partido deben ser motivo de preocupación para todo aquel que aún cree en los principios de Acción Nacional.

Los traidores no siempre vienen de afuera; a veces están más cerca de lo que pensamos.

Inseguridad: El legado de seis años en Veracruz

A mes y medio de que concluya la actual administración estatal en Veracruz, es imposible ignorar la creciente ola de hechos delictivos que sacuden al estado. 

Lo más alarmante no es solo el aumento evidente de la inseguridad, sino la manera en que se ha intentado minimizar la gravedad de los acontecimientos. 

Pareciera que la estrategia no es combatir la delincuencia, sino encubrirla, maquillar la realidad para que la ciudadanía no perciba lo que verdaderamente está ocurriendo: un gobierno incapaz de cumplir con las promesas que hizo hace seis años.

En su momento, Morena criticó severamente la gestión anterior, argumentando que en dos años no pudieron para erradicar la inseguridad. 

Sin embargo, con seis años en el poder, no solo no se ha logrado mitigar la violencia, sino que esta ha crecido. 

No basta con decir que «todo está bajo control» cuando la realidad en las calles demuestra lo contrario.

El gobierno estatal, en lugar de aceptar su responsabilidad y trabajar en soluciones claras, ha optado por una narrativa que intenta minimizar o desviar la atención de los problemas reales. 

Es evidente que no se ha implementado una estrategia sólida y efectiva para combatir la inseguridad; los ciudadanos lo viven a diario, y no se puede tapar el sol con un dedo.

A lo largo de estos seis años, la administración actual ha tenido la oportunidad de revertir la situación, pero el saldo final es contundente: más violencia, más miedo y menos confianza en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad. 

Las promesas vacías y los intentos por restarle importancia a los hechos no cambiarán lo que ya es evidente: Veracruz está peor que antes, y la inseguridad es el legado más visible que deja este gobierno.

Sin embargo, es importante darle un voto de confianza a la administración entrante que está formando un equipo preparado en comparación con lo que hemos visto en los últimos seis años. 

El anterior gobierno deja grandes deudas pendientes, particularmente en términos de seguridad y desarrollo económico, y es evidente que un enfoque profesional y estructurado puede marcar la diferencia. 

La integración de perfiles técnicos en áreas clave del gobierno sugiere que hay un interés por implementar soluciones que vayan más allá de la retórica política; si bien el voto de confianza no debe ser incondicional, sí es necesario para que pueda revertir los errores que deja la actual administración, porque si le va bien a Veracruz, le va bien a los veracruzanos.