Columnistas

El Tranvía

Por: Ale D. González

Xalapa, Ver. a 4 sept 2023

¿Acaso hemos perdido como humanos?

Sucedió que, en una publicación, en Facebook, sobre el matricidio por parte del hijo mayor de la víctima, entre las imágenes que acompañan el post, llama la atención la de un perrito asomado por una ventana con un gesto triste, donde las reacciones rebasan las mil interacciones. Por otro lado, una imagen anterior es la del hermano menor del asesino, viendo el ataúd donde se encuentra su madre, con la cara agachada y pensando quién sabe en qué; cuyas reacciones apenas rebasan las 100 interacciones.  https://www.facebook.com/search/top?q=matricida

No sabemos siquiera si el perro está viendo el ataúd o si bien, pertenecía a la víctima o a su familia, simplemente su fotografía aparece dentro de un contexto que se desaprueba en las redes pero que parece desapercibido en nuestros corazones. Pretendemos que el perro está triste por lo sucedido, pretendemos sentir nostalgia o lástima por él (nótese la referencia a partir de un pronombre personal), porque ahora “qué será de él” (nuevamente el pronombre). ¿Y qué pasa con el hijo inocente de la víctima?

Desde hace algunos años ha habido una tendencia por este amor hacia los animales, sobre todo por perros y gatos. Una tendencia marcada en redes sociales que ha rebasado la digitalidad y es una realidad en los hogares mexicanos. Incluso, hay datos sobre las preferencias de tener un perro sobre criar un hijo. Los llamados “perrhijos” se están ganando los corazones de todas las generaciones, aunque surgemás como una costumbre de millenials y centennials.¿Está bien amar más a un perro que a un ser humano? ¿Es correcto preferir criar una mascota que criar un hijo? ¿Por qué nos volvemos más sensibles por un perro que por una persona?

Aquí no hay respuesta correcta. Además, actualmente vivimos en un mundo donde todos piden ser respetados por sus creencias y sus preferencias, donde todos podemos pensar lo que queremos y hacer lo que queremos, incluso muchas veces sin considerar el daño que pueda haber sobre un tercero.

En México, distintos estados del país (28), incluyendo Veracruz, cuentan con una ley de protección animalporque resulta que 7 de cada 10 perros sufren maltrato animal y 70 % de estos se encuentran en situación de calle, según información del Congreso de la Ciudad de México. Lo cual lo pienso interesante porque entonces, al parecer, los “perrhijos” y la tendencia de amarlos es solo una cuestión de redes sociales. En Facebook hay cientos o miles de páginas y grupos dedicadas al rescate animal, tan solo más de cien en la zona centro-sur de Veracruz e incluso ha surgido la tendencia de la adopción contra la compra-venta, sobre todo de perros y gatos; y aún así los refugios cuentan con sobrepoblación.

La sensibilidad por los perros nos ha llevado también a llorar en las películas donde estos son protagonistas y alguna tragedia les sucede; incluso sufrimos más que en las producciones sobre un crimen de lesa humanidad. ¿Será que los medios de comunicación son responsables de la insensibilidad por el prójimo? Hay una enorme lista de programas y películas con relación al crimen que ha acostumbrado a nuestros ojos y mente. O quizá, el amor incondicional que caracteriza a las mascotas es preferible sobre los defectos del humano y entonces elegimos vivir acompañados por un animal que sabemos será fiel.

En el país hay 129 millones de mexicanos; 25.2 millones de niñas y niños menores de 14 años, según el INEGI; así como 80 millones de mascotas: 43.8 millones perros y 16.2 gatos. ¿Esto podría confirmar la tendencia de preferir a un perro que a un hijo? Incluso México es considerado uno de los países con más número de perros en los hogares y como uno de los principales petlovers en Latinoamérica; aunque, por otro lado, también es considerado como un lugar con una gran cantidad de perros en situación de calle. He aquí de nuevo la ambivalencia.

Este año, varios municipios de Veracruz, con motivo del Día del Niño, invitaron a los pequeños dueños de mascotas a su registro y adquisición de un acta de nacimiento para cualquier tipo de animal de compañía. En Ciudad de México el Tribunal Federal reconoció a estos como parte de la familia con la denominación de familia “multiespecie”. Y en el Congreso existe la iniciativa de incorporar a las mascotas en el Registro Civil.

No me opongo a otorgarle derechos a los animales, sobre todo a perros y gatos, como amante que soy de estos. No niego que merezcan de protección, alimentación y entretenimiento. Ni siquiera desapruebo preferir a un perro que criar a un hijo, ¡vaya que es más fácil y barato! Sólo no perdamos la sensibilidad por las personas, dejemos de humanizarnos solo para y por los animales; y humanicémonos también hacia otros seres humanos. En esta sociedad la gente también necesita ayuda, apoyo emocional, reconocimiento y compañía.

Por cierto, sobre el caso mencionado en la apertura de este escrito, sigue prófugo el asesino de su madre. Hay una orden de aprehensión y todas las ganas de atraparlo, o al menos, eso se dice. Esperamos pronta resignación y justicia para los familiares afectados.